LOS PELIGROS DE UN TENEDOR
DETECTIVES PRIVADOS EN GIJÓN.
La noticia ha sido sonada. Al menos, entre los círculos de detectives privados en Gijón con más años de experiencia en investigación al servicio de particulares en procesos de filiación y pruebas de paternidad, está siendo muy comentada. Se trata de la última bomba que ha sacudido los medios de la llamada prensa rosa, siempre ávida de novedades. Estamos hablando de la supuesta demostración práctica de que el hijo de la conocida modelo venezolana Ivonne Reyes ya no sería hijo biológico del también conocido presentador Pepe Navarro, como aquella pretendió en su día y la justicia ordinaria dejó establecido en principio.
Al parecer, todo habría ocurrido gracias a la diligente – e inteligente – actuación de un detective privado, que habría permitido obtener muestras de ADN a partir de un tenedor supuestamente usado por el pretendido vástago del presentador, para cotejarlas con las de éste y las de otra hija del mismo.
La controversia está servida. Lo trascendente del caso, es que una revelación semejante ha servido de base a una hija del presentador para intentar obtener a la revisión de la sentencia firme dictada en su día que atribuía la paternidad del joven en cuestión a Pepe Navarro por el mero hecho de negarse entonces a someterse a la prueba de paternidad.
Más allá de los efectos prácticos dentro del ámbito familiar respectivo, el hecho en sí ha llamado la atención, por lo inusual, en cuanto podría suponer enmendar la plana a una verdad establecida judicialmente, como era la paternidad de Navarro, aprovechando el mecanismo del recurso de revisión de sentencias firmes previsto en nuestra legislación procesal.
Es cierto que, estadísticamente, la casuística de actuaciones profesionales llevadas a cabo por investigadores privados que sirven de base probatoria en un procedimiento judical, suele ser elevada. Y entre esas, son muchas las que permiten la obtención de pronunciamientos judiciales favorables al sentido de la investigación. Lo que ya no es tan habitual, al menos entre los detectives privados en Gijón, es que la actuación profesional de un investigador privado llegue a poner en tela de juicio la llamada verdad formal, es decir la establecida judicialmente, hasta el punto de servir de fundamento para un interponer recurso de revisión ante el Tribunal Supremo.
De ahí a como termine este nuevo culebrón, sin embargo, hay un mundo. En cuanto sujeto a causas muy tasadas, el recurso de revisión de lo que podríamos denominar vulgarmente un «caso cerrado» no es una cuestión sencilla. Generalmente se piensa que bastaría una casualidad afortunada que ponga al descubierto pruebas que no fueron tenidas en cuenta en su día, o bien alguna revelación inesperada por algún implicado o conocedor de los hechos – del estido de las realizadas recientemente en el caso de Yeremi Vargas – o quizás, como ha sucedido ahora, una perseverante investigación de parte con resultados apreciables, para modificar una situación declarada judicialmente. Pero, como hemos dicho, las casusa son taxativas, y habrá que esperar acontecimientos.
Sin embargo, y mas allá de como termine este asunto, una vez más el importante papel del detective privado, como en otras ocasiones, cobra de nuevo toda su relevancia, como profesional al servicio de la averiguación de la verdad. Pues ha quedado claro que sin la experiencia, la paciencia, y el conocimiento de su trabajo de un detective privado, el descubrimiento de ciertos hechos – sin prejuzgar su trascendencia jurídica definitiva – sería, con seguridad, más difícil de lo que a menudo ya es.
Porque, como nos comentaba un ya jubilado detective privado en Avilés, antiguo colaborador de Asturiana de Detectives, al final lo trascendente no es quién es el padre de quién, por muy famoso que este sea, sino que la verdad se imponga. Ahí es nada.