¿SÓN LOS DETECTIVES PRIVADOS LOS MALOS DE LA PELÍCULA?
DETECTIVES PRIVADOS EN AVILÉS.
Cada vez es más frecuente para las empresas recurrir a los servicios de un detective privado para hacer frente a algunas situaciones abusivas, tales como las bajas fraudulentas o el incumplimiento determinadas obligaciones laborales.
Como detective privado en Avilés, he tenido que afrontar encargos profesionales de esta índole, y muchas veces se percibe nuestra labor como algo negativo, por cuanto supone de apoyar los puntos de vista de la empresa frente a los del trabajador en una situación de conflicto. Esta reprobación de la actuación del detective privado suele basarse en presuponer que en toda relación laboral existe un desequilibrio entre los interese de una empresa casi omnipotente y la situación aparentemente mucho más débil del trabajador por cuenta ajena.
Sin embargo, esto no siempre es así. En primer lugar, los detectives privados también podemos investigar a las empresas por encargo de los particulares, sean estos trabajadores o no. Por otra parte, en nuestros servicios para empresa, los detectives privados investigamos situaciones en las que existe un presunto fraude o abusos, en los que el perjudicado, puede ser tanto la empresa, como los frustrados aspirantes a un puesto de trabajo ocupado por quien incumple gravemente sus obligaciones. A veces, el resto de compañeros ven aumentada su carga de trabajo por la defección injustificada del que no cumple sus horarios, e incluso la contratación de sustitutos puede generar perjuicios tanto al empleador como al resto del personal asalariado.
En otras ocasiones, los investigados son trabajadores de entidades públicas o funcionarios, cuyo régimen laboral es, cuando menos, no equiparable al del personal asalariado común. En estos casos, se suele exigir una labor probatoria exhaustiva para justificar la adopción de medidas de tipo disciplinario, dadas las peculiaridades del estatuto jurídico de ese tipo de personal. La debilidad de una de las parts es, pues, relativa.
De hecho, entre los detectives privados en Avilés, se ha comentado mucho la reciente intervención de una investigadora en el juicio por despido a un trabajador de la Diputación Foral de Guipúzcoa, por dedicar parte de su horario laboral – retribuido con dinero público – a atender a un negocio particular, concretamente una pensión que regentaba.
Además de tan ilustrativo ejemplo, conviene mencionar aquí, el triste hábito de las bajas fingidas coincidentes con la temporada de setas o de caza, o de recolección de pequeños huertos constatadas por detectives privados en Asturias, como al parecer, sucede en otras comunidades autónomas.
En ocasiones como estas es cuando la función del investigador privado, tan alejado del estereotipo del detective de la gabardina y la lupa, no puede dejar de calificarse como beneficiosa y debe ser puesta en valor, puesto que averiguar la verdad sólo puede tener la virtualidad de colocar a cada en su sitio, en atención a sus merecimientos. Y todo ello en cumplimiento del fin superior que supone la contribución al cumplimiento de la ley en un Estado de Derecho, que impone deberes a la par que derechos, cuya salvaguarda, más que a los detectives privados, corresponde siempre y en última instancia a los poderes públicos.